ANNABELLE: LA HISTORIA REAL DE LA MUÑECA MALDITA

Muñeca Annabelle, un juguete clásico de los niños cuarenta años atrás.

Por Percy Taira

Annabelle pertenece a la marca de muñecas Raggedy Ann, fue creada en 1915; es una muñeca de trapo, con un cabello de lana color rojo, muy característico, y tiene los ojos y nariz como pintados. Su popularidad fue muy grande en esos tiempos hasta la década de los setentas, incluso llegó a ser dibujo animado, y fue protagonista de varias campañas infantiles, como de vacunación.

La historia de Annabelle, comienza en 1970, cuando una mujer le regaló a su  hija Donna (20), quien en ese entonces era estudiante de medicina, una de estas muñecas Raggedy Ann. A Donna le gustó este regalo, y decidió poner la muñeca sobre su cama.

Sin embargo, los hechos extraños continuaron en los días siguientes. Dona se dio cuenta que de vez en cuando, la muñeca parecía desaparecer de un lugar para luego aparecer en otro. Además, la muñeca parecía cambiar de postura sin que nadie la moviera (a veces aparecía de pie, otras arrodillada, en cualquier lugar de la vivienda). Tanto Donna, como su amiga, Angie, con quien compartía el departamento, se dieron cuenta de estos hechos extraños, pero no le tomaron tanta importancia.

Pero eso no fue todo, sino que además, comenzaron a encontrar en la casa unos misteriosos pergaminos con extraños mensajes con tinta roja, como "Ayúdanos". Además, un día, Donna encontró en el pecho de la muñeca, manchas de sangre. Todos estos fenómenos sumados, terminaron de preocupar a la joven, quien decidió llamar a una médium para ver qué estaba sucediendo. Fue allí cuando esta médium le dice que dentro de la muñeca vive el espíritu de una niña de siete años, llamada Annabelle Higgins, que fue encontrada muerta en la zona.

Les dijo la médium, que Annabelle se sentía bien viviendo con las dos mujeres, por lo que quería continuar viviendo allí, y les pidió permiso para que se lo permitiera. Las dos mujeres, compadecidas por la historia de la niña muerta, aceptaron la convivencia.

Sin embargo, luego de esta visita, las dos chicas así como el novio de Angie, Lou, comienzan a tener pesadillas con la referida muñeca. Uno de los casos más extremos le ocurrió a Lou, quien vio a la muñeca en el piso de una habitación, se acercó a la muñeca para recogerla cuando sintió como una especie de garra con siete dedos que le rasgó el pecho, dejándole sangre.

Fue así cuando deciden llamar a un sacerdote exorcista, quien no hizo mucho para resolver el caso. Lejos de eso, le da el caso a la pareja de esposos e investigadores de fenómenos paranormales Ed y Lorraine Warren.


Los esposos Ed y Lorraine Warren

Lorraine Warren junto a la muñeca Annabelle


Fue así que los esposos, los parasicólogos Ed y Lorraine Warren, aparecen en escena. A diferencia de la médium, estos le dicen a Donna que dentro de la muñeca no existe ningún ente llamado Annabelle, sino un espíritu maligno que pretendía poseer a Donna, al aceptar compartir su vida con ella.

Luego de varios hechos extraños más, Donna decide liberarse de la muñeca y se la entrega a los esposos Warren. Los Warren, deciden entonces llevarse la muñeca a su casa, sin embargo, durante el viaje, viven una experiencia de terror, tanto el motor, la dirección y los frenos del auto comenzaron a fallar, y se arreglaron, solo después de que Ed rociara el vehículo con agua bendita.

Una vez en casa, los Warren continuaron experimentando hechos paranormales relacionados con la muñeca, aseguran por ejemplo que la vieron levitar un par de veces y continuaba apareciendo y desapareciendo en distintos lugares de su nuevo hogar.

Se dice que los esposos Warren decidieron contactar entonces al sacerdote Jason Bradford para que hiciera un exorcismo. Sin embargo, este sólo señaló que se trataba de una muñeca de trapo y que no le haría mal a nadie. Curiosamente, el religioso se retiró de la casa de los esposos, su auto sufrió un desperfecto en los frenos y terminó fuera de la carretera. El cura salvó con vida de milagro.

Luego de estos hechos, los esposos Warren, decidieron encerrar para siempre a Annabelle en una urna de cristal, que se encuentra actualmente en el museo particular de la familia Warren, ubicado en Connecticut (EE.UU.).


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