EL “AUTO DE FE” REALIZADO EN LIMA EL 23 DE ENERO DE 1693
Por Percy Taira
En el Perú, la Santa
Inquisición fue creada por el Rey Felipe II en 1569, como un órgano dentro del
Consejo de la Suprema y General Inquisición de España. La Santa Inquisición de
Lima, entró en funciones en 1570, siendo Virrey del Perú, Francisco de Toledo. En
un principio la Inquisición se dedicaba al control de la población blanca,
tanto de los llamados “cristianos viejos”, provenientes de Europa, como de algunos
descendientes de conversos, principalmente los de ascendencia judía, aunque
también se procesaron a extranjeros, mestizos, negros y mulatos. Los únicos que
quedaron fuera de la acción de la Santa Inquisición fueron los indígenas, por
disposición de los Reyes Católicos.
Entre los casos que se veía en
esta “Corte”, están los Delitos contra la fe (que incluía el en encausamiento
de luteranos, judíos judaizantes, moriscos, protestantes, entre otros); Expresiones
malsonantes (blasfemos, renegados, etcétera); Delitos sexuales (bigamia, entre
otros); Prácticas supersticiosas (brujería, invocaciones al demonio,
hechicería, quiromancia, etcétera); Delitos contra el Santo Oficio (corrupción
o incumplimiento de las normas, y otros). El Santo Oficio se instituyó en Lima hasta
1820, cuando se inició el proceso emancipador el cual suprimió todo tipo de dependencia
política con España.
En Expediente Oculto quisimos
investigar y saber un poco más sobre el actuar y el accionar de la Santa
Inquisición y por eso fuimos a nuestros archivos y encontramos un documento
oficial de la Santa Inquisición en el que relata el proceso del llamado “Auto
de Fe”, realizado en Lima el 23 de enero de 1693, uno de los procesos más
importantes realizados en nuestro país porque ocurrió dentro de un marco
histórico que era el miedo que tenía en ese entonces España, de que Portugal, a
través de su población de judíos convertidos al catolicismo, acabaran o
boicotearan de alguna forma las colonias españolas en América, y también porque
quizá, debido a esto, por el especial ensañamiento que tuvo la Santa
Inquisición para perseguir y castigar a los judíos, específicamente, nacidos o
con ascendencia portuguesa (63 judíos sentenciados de 80 casos).
Justamente este documento
oficial, nos habla sobre un caso específico, el del portugués, Manuel Bautista
Pérez, judío convertido al cristianismo, que fue acusado por la Santa
Inquisición de ser un “judío judaizante”, es decir, un judío que continúa con
su religión pese a haber adoptado la religión católica.
En este post vamos a hablar
sobre el proceso que se le siguió a este hombre y vamos a mencionar a las otras
personas que por diferentes delitos, fueron juzgadas y sentenciadas por la
Santa Inquisición.
EL CASO DE MANUEL BAUTISTA PÉREZ
El inicio del documento
empieza narrando un hecho que ocurrió en agosto de 1634 cuando unos hombres
denunciaron ante el Santo Oficio, que los dueños (todos portugueses) de un
almacén se negaron a vender sus productos los sábados y domingos, y de no comer
puerco. Uno de los dueños, era Manuel Bautista Pérez, de quien se dice fue un
gran y rico comerciante por el que era conocido como “Capitán Grande” en la
capital, y que además, era reconocido en la ciudad por ser un católico
ferviente. Es así como la Inquisición presenta el caso:
“Por agosto de 1634
denunciaron en el Santo Oficio unos hombres que un criado de uno de dos
cargadores de Sevilla que por no averse podido despachar en Portobelo pasaron a
esta Ciudad no les avia querido vender unos rengos en el almacen de los amos,
por decir que era Sabado, y no podía vender, y que preguntándole uno de los
dichos hombres, que que tenia el Sabado para no poder vender en el avia
respondido el dicho criado, que no avia de de vender aquel dia, que era Sabado,
ni el otro dia Domingo, y que los dichos hombres se fueron riendo, de que el
Portugues no quisiesse vender en Sabado, y que luego el Viernes siguiente avian
vuelto al dicho almacen, en ocasión que el estaba almorzando un pedazo de pan
con una manzana, y diziendole el uno dellos, sin acordarse de que era Viernes,
no era mejor señor fulano, comer de un torrezno? y el avia respondido, avia yo
de comer lo que nunca comieron mis padres y abuelos? Y respondiéndole el dicho
hombre, pues no comieron sus padres, y abuelos tozino? Aviendolo oído uno de
los amos que le halló presente avia dicho; quiere decir que no comieron aquello
que el come ahora, y que el replicó no es tozino si no manzana lo que ahora come”.
Por este delito, cuenta el
documento oficial de la Santa Inquisición de Lima, fueron apresados además de
Manuel Bautista Pérez, Sabastián Duarte; y Garcia Váez, familiares de Bautista.
Se habla en el documento sobre la familiaridad y la forma “judía” de saludarse
entre ellos.
“Como lo ido á entender el sucesso
salieron al cadahalso el dia del Auto tres cuñados, Manuel Bautista Perez, a
quien todos llamavan el Capitan grande (era Vicario de Moyfes) y Sebastian
Duarte; y Garcia Vaez, este con insignias de reconciliados, los otros de
quemados, por negativos. Ofreciose al ir el Duarte a la gradilla a oyr
sentencia, pasar por muy cerca del Manuel Bautista, y con notable afecto, se
dieron el uno al otro, y el otro al otro, el osculum pacis ludayco, sin que se
pudiesse estorvar, y se enternecieron como sectarios de una ley, é igualmente sentenciados,
dándole el parabién de su firmeza con claras demostraciones. Passado esto, fue necesario
ir por el mesmo paraje el otro cuñado Garcia Vez, y el negativo Manuel
Bautista, no solo no hizo con ellas demostraciones de amistad que con el otro,
pero lo miró con ojos tan sesgos, y estudiadas acciones de desestima, y menosprecio,
que le leyeron los circustantes en el rostro le dezia: mal iudiguelo, y algunos
an afirmado lo dixo. Lo cierto es que lo desestimó y no hizo caso del, por
parecerle avia confesado la verdad.”
RELACIÓN DE LOS PORTUGUESES CON LOS ESCLAVOS
Un dato que mencionamos en
este artículo es el temor de ese entonces, en el siglo XVII, de los españoles
sobre una posible conspiración por parte de los portugueses para desestabilizar
las colonias de América. Por ello, es curioso destacar en esta nota la
preocupación de los inquisidores en que los esclavos negros no pudieran
observar o escuchar dicho Auto de Fe, puesto que los consideraban muy cercanos,
e incluso, cooperantes entre unos y otros. Esto es lo que dice al respecto:
“Antes de publicarse el Auto,
se encerraron todos los negros que serbian en las Carzeles, en parte donde no
pudieron oír, saber, ni entender de la publicacion, porque no diesen noticia a
los reos, pues aunque la Inquisicion usaba para esto de negros bocales acabados
de traer de la partida (no es posible menos en este Reyno) eran ladinos para
los Portugeses, que como los traen de Guinea sabían sus lenguas, y assi esto
les ayudo mucho para sus comunicaciones con otras trazas, como la del limón, y
el abecedario de los golpes, cosa notable, la primera letra era un golpe, la
segunda dos, la tercera tres. Davan después los golpes que correspondían a la
primer letra de la dicion y parando el que los dava, assenava en un adobe el
avisado aquella letra con un clabo, luego le davan otra letra con los golpes,
luego otra, y al caba hallavan escrito lo que se qeurian avisar, con otras
cifras y carateres con que le entendían, claro indicio de su complicidad.”
LA PROCESIÓN DE LOS PENITENCIADOS
Pero volvamos a la historia de
Manuel Bautista Pérez, para explicar y describir cómo se llevaba a cabo la
sentencia de los enjuiciados. El documento de la Santa Inquisición nos dice lo
siguiente:
“Cuando yva saliendo los presos
de las cárceles, se les yva poniendo a cada uno las insignias significadoras de
sus delitos, y entregándolo a dos personas de las referidas a quien se les
encargava, que no le desassen hablar con nadie, y que lo llevasen y bolviessen
a aquel lugar, excepto a los relaxados, en quato a la vuelta. Disele orde a
Iuan Rodriguez Panduro de Duran, teniente de Alcayde, que se quedasse en el
Santo Oficio en guarda de las cárceles.
Abada esta diligencia con
todos los Reos. Llegaron a las casas del Santo Oficio, las quatro Cruzes, de la
Iglesia Mayor, y demás Parroquias, cubiertas de Luto, con mangas negras.
Acompañavanla los Curas y Sacristanes, y Clerigos, con sobre pllices. A esta
ora, que seria como a las cinco, estaban formados dos Esquadrones de la
Infanteria Española, uno en la Placa del Santo Oficio, otro en la principal
desta Ciudad, y quedando las banderas de los Esquadrones, vinieron dos compañías
de estas que fueron en escolta de los penitenciados. Comenzó a salir la
procession de las casas del Santo Oficio, delante yvan las Cruzes en la forma
dichoa, acompañadas de los Curas, Sacristanes y Clerigos, en copioso numero.
Seguianle los Penitenciados de menores delitos, hechiceras, casado dos vezes.
Luego los Iudayzantes con sus sambenitos, y los que avian de ser azotados, con
sogas gruessa a las gargantas, los últimos yvan los relaxados en persona, con
corozas, y sambenitos de llamas y demonios en diversas formas, de sierpos, y
dragones, y en las manos Cruzes verdes, menos el Licenciado Silva, que no la
quiso llevar por yr rebelde, todos los demás llevaban belas verdes. Yvan los
penitenciados uno a uno, en medio de los acompañantes y por una vanda y otra,
dos hileras de soldados que guarnecían toda la Procession”.
Según prosigue el relato, la
procesión llegaba hasta cerca de la calle de los Mercaderes (hoy el Jirón de la
Unión en el Centro de Lima) hasta llegar a la Plaza de Armas. Cabe señalar que
en esta procesión, estuvieron presentes también aquellos que fueron liberados
de las acusaciones judaizantes. En este caso, estas personas seguían la procesión
acompañados de sus padrinos católicos.
LAS SENTENCIAS DEL AUTO DE FE DE LIMA DE 1693
Y para terminar con este
relato, vamos a dar la lista de los delitos y las sentencias a las que fueron
objeto estas personas.
Por ir en Contra del Santo Oficio
Tres casos, y son los
siguientes:
Francisco Hurtado de Balcazar,
natural de la Villa de Eícalona, en el Reino de Toledo, ayudante del Alcayde de
las cárceles secretas, fue acusado de haber permitido que los presos de estas
cárceles se comunicasen entre ellos, a la vez que dejó que personas de afuera
pudieran ingresar para conversar con los presos. Este hombre salió al Auto como
dice el texto “en forma penitente en cuerpo, sin cinto, ni bonete, con bela
verde en las manos”. Su sentencia fue el destierro de la ciudad de Lima, por
cinco leguas alrededor y por cuatro años. Además se le quitó el titulo familiar
que poseía. Según el documento se le dio estas penas, benignas, debido a su
avanzada edad.
Iua de Canelas Albarrá,
mestizo, natural del Cusco, de oficio platero. Se le acusó de que mientras
realizaba trabajos en las paredes de las cárceles, permitió que los presos se
pudieses comunicar entre ellos. Esto lo hacía permitiendo que los presos
hicieran pequeños agujeros en las paredes. El texto dice que se presentó en el
Auto de la misma manera que el anterior sentenciado, pero con una soga en el
cuello. Su sentencia fue de recibir 100 azotes y a 4 años de destierro de Lima
en 5 leguas alrededor.
Ana María Gonzales, mestiza,
natural de Los Angeles, en Nueva España, se le procesó por haber violado las
cárceles secretas del Santo Oficio por medios ilícitos, en complicidad con
Canelas. Se presentó igual que Canelas, y fue sentenciada a cuatro años de
destierro de Lima, y a 100 azotes por las calles públicas. Según el Santo Oficio, tanto Canelas como
ella, fueron buenos confidentes, por eso recibieron duras penas.
Por estar casado dos veces
Un caso y es el siguiente:
Juan Lopez de Mestanzo,
mestizo, natural de Trujillo, carpintero, que fue apresado por estar casado dos
veces. Salió al Auto en hábito de penitente, sin cinto, con una vela verde en
las manos, y soga a la garganta. Fue sentenciado a 100 azotes y cinco años de
galeras (lugares de trabajo o embarcación de velas) en el Callao.
Por Hechicería
Seis casos y son los
siguientes:
Ana María de Contreras, mulata
esclava, hija de español y de negra, de Lima, fue acusada de hechicería, según
la Santa Inquisición confesó su delito, y dijo además “que un rayo la avía
partido de que avía finado; y quedado Zahori, y que no entrava los Viernes en
las Iglesias por no ver los difuntos, y que a las mugeres que se vestían faldellín
colorado, les via todo quanto tenían, como si estuvieran en pelota, con otras
cosas desta fuerte”. Dicen que salió a presentarse en el Auto de Fe con
insignias de hechicera, coroza blanca, soga a la garganta, y vela verde en la
mano. Fue condenada a 100 azotes.
Ana de Capos, mestiza, natural de Huamanga,
vecina del Cusco, fue apresada por hechicera y según el Santo Oficio: “Dixo que
se le aparecía el diablo, en forma de hombre, vestido de pardo, y en forma de
borrico, y cabro; y perro prieto”. Fue condenada a 100 azotes, destierro de Lima,
de Cusco, y Huamanga, por tres años.
Doña Beatriz de la Vandera,
vezina, y natural del Cuzco, fue acusa de hechicería, según se dice confesó su
delito y entre las cosas que dijo es que se le aparecía el demonio en forma de mastines
y monos, con unas colas muy largas, y ramos de molle en las manos. Fue
condenada al destierro de Lima, y la del Cusco, por cuatro años.
Doña Eftefania Ramirez de
Meneses, natural del Nuevo Reino de Granda, fue presa por ser hechicera
embustera, confesó su delito y fue condenada a que saliese a la vergüenza en
una bestia de albarda y fue desterrada de las ciudades de Lima y de la Plata y
Villa de Potosí, a 10 leguas alrededor por el tiempo de 6 años.
Luyfa de Oña, zamba, hija de
negra y mulato, natural de Lima, mayoral de la Congregación de mulatos y
mulatas, fue apresada según el Santo Oficio por hacer “grandes bellaquería y
daños en su oficio de hechizera”. Fue condenada a 200 azotes y desterrada de
todo el distrito de la Inquisición por toda su vida.
Mariana de Olabe, de 21 años,
natural y vecina del Cusco, fue apresada por decir que tuvo un pacto con el
demonio, y que este se le aparecía cuando ella quería y de diversas formas. Fue
condenada al destillo de Lima y del Cusco, a unas 20 leguas alrededor por
cuatro años. Señalaron que la pena baja que le impusieron fue por su corta
edad.
Por sospechoso de ser judío
Siete casos y son los
siguientes:
Domingo Monfesid, de oficio
confitero, y chacarero de Manuel Bautista Pereza, natural de Portugal, de 48
años de edad, fue apresado por ser un Judío seguidor de la ley de Moisés. Fue
sentenciado al destierro de las Indias a los Reinos de España para toda su
vida.
Don Simon Ossorio Alias. Simon
Rodríguez, natural de Villa de San Combadan en Portugal, de 28 años, residente
de la ciudad de Quito, se le acusó por seguir la ley de Moises, además de
encontrar entre sus pertenencias un calendario con las fiestas judías, entre
otros delitos más de estafa. Fue condenado a 100 azotes, y seis años en las
galeras de España, al remo, y sin sueldo, además de ser desterrado de las
Indias para toda su vida.
Francisco Vazquez, natural de
Mondi en Portugal, casado, de 40 años, fue preso por ser Judío seguidor de la
ley de Moisés, por fingirse loco por mucho tiempo. Se le sentenció al destierro
perpetuo de las Indias y a una multa para solventar los gastos extraordinarios
del Santo Oficio.
Luy de Valencia, natural de
Lisboa en Portugal, mercader de 60 años, fue acusado por ser Judío Judaizante,
y según la Santa Inquisición, porque parecía estar circuncidado aunque el dijo “que
no era sino de andar con mujeres”. Fue condenado
a una multa para gastos del Santo Oficio y desterrado perpetuamente de las
Indias.
Pedro Farias, natural de
Guimaraes en Portugal de 40 años, también fue detenido por Judío Judaizante y
fue sentenciado a una sanción económica y desterrado de por vida de las Indias
y los reinos de España.
Rodrigo de Abila, el mozo,
natural de Lisboa en Portugal, de 36 años, sobrino de Rodrigo de Abila, el
viejo, y con una tienda en la calle de los mercaderes, fue acusado de Judío
Judaizante, además de no hacer renuencia a las imágenes, ni a los santos, ni al
Santísimo Sacramento, cuando se topaba con ellos en la calle. Recibió una
sanción económica y desterrado perpetuamente de las Indias y España.
Manuel Gonzales, casado,
natural de Moncharaz, Portugal, 27 años, fue acusado por Judío Judaizante, fue
condenado al destierro perpetuo de las Indias y el Reino de España.
Judíos reconciliados
En el caso de los
reconciliados, se sentenció a 44 personas, entre hombres y mujeres, todos
presos por el “delito” de ser Judíos Judaizantes y sin embargo, haber confesado
acción y pedido misericordia al Santo Oficio, curiosamente, todos son nacidos
en Portugal o hijos de padres portugueses, las penas iban desde la confiscación
de sus bienes y propiedades, a llevar el sambenito de manera temporal, hasta
que el Santo Oficio lo decida, o de manera perpetua, a condenas a cárceles
también en algunos casos de manera perpetua y al destierro de las Indias.
Acá ponemos tres ejemplos,
incluido el caso de García Váez, quien fue citado por el Santo Oficio:
García Vaez, cuñado de Manuel
Bautista Perez, natural de Sevilla, pero hijo de padres portugueses, de 40
años, y de oficio mercader. Dice el texto del Santo Oficio, que en un principió
negó las acusaciones de ser un judío judaizante, pero luego pidió misericordia.
Se le condenó a la confiscación de sus bienes, a cárcel perpetua, al hábito
perpetuo y al destierro de las Indias. Su condena carcelaria la cumpliría en
Sevilla.
Antonio Cordero, natural de
Arroches, Portugal, mercader de 24 años, se le acusó de no vender en su
comercio los días sábados, teniendo el almacén abierto. Según el Santo Oficio,
fue buen confidente y pidió misericordia, y fue admitido a Reconciliación, se
le sentenció a la confiscación de sus bienes, y a cargar el sambenito, el mismo
que se le quitará conforme sus “méritos de fe”, y fue desterrado de las Indias
perpetuamente.
Antonio Gomez de Acosta,
natural de Berganza, Portugal, con 48 años, fue preso por ser Judío Judaizante,
aceptó seguir la ley de Moisés, sus ritos y ceremonias, y pidió misericordia.
Se le sentenció a la confiscación de sus bienes, a llevar de manera perpetua el
hábito, destierro de las Indias, y a llevar cárcel perpetua en Sevilla, España.
Personas quemadas en la hoguera
Y este ha de ser el castigo
más cruento en el proceso de la Santa Inquisición, la sentencia denominada “Relaxados
en Persona”, que no es otra cosa, que la sentencia en la hoguera. Según el
Santo Oficio, esto ocurría cuando las personas no mostraban arrepentimiento de
su delito o se desdecían de su fe católica y cristiana. En este proceso de la
Inquisición del 23 de enero de 1693 hubo 11 personas quemadas vivas, incluyendo,
como hemos dicho a los dos portugueses con que comenzamos el artículo: Manuel
Bautista y Sebastián Duarte. En este caso, tal como sucedió con los judíos
reconciliados, todos son naturales de Portugal o con ascendencia portuguesa.
Esto es lo que se dice de
Manuel Bautista Pérez:
“Manuel Bautista Perez, de
todas partes Christiano nuevo, natural de Anzan, Obispado de Coimbra, de 46
años (…) hombre de mucho crédito, y tenido por el oráculo de la nación hebrea,,
y a quien llamaban el Capitan grande, y de quien siempre se entendió era el
principal en la bservancia de la ley de Moisés. Tenianse en su casa las juntas
en que se trataba de la dicha ley, a que presidia. Tenia muchos libros
espirituales, trataba có Teologos dcendientes de Portugueses de varias materias
teologías, dava su parecer, tenia en su persona la de su mujer, hijos, y casa,
gran ostentación, el coche en que andava encontes, se vendió por orden del
Santo Oficio al 19 de Febrero del año corriente, entre los bienes confiscados,
en tres mil ochocientos pesos corrientes, que hacen treinta mil y quatrocientos
reales, de contado, tan rico y costoso era desde su principio. Fue estimado de
Eclesiasticos, Religiosos, y feglares, dedicavanle actos literarios aun dentro
de la misma Universidad Real con dedicatorias llenas de adulación, y encomios, dándole
los primeros asientos. En lo essterior parecía gran Christiano, cuidando de las
fiestas del Santissimo Sacramento, oyendo Missa, y sermones, principalemente si
se trataba en ellos alguna historia del testamento viejo. Confessava y
comulgava a menudo era congregante, criava a sus hijos con ayos Sacerdotes
(pero tan afecto a su nación que quiso fuesen bautizados de mano de Portuges)
finalmente hazia rales obras de buen Christiano, que deslumbraban aun a los muy
atentos aver si podía aver engaño en acciones semejantes, mas no pudo al Santo
Oficio de la Inquisicion, que le preidó por judío judaizante a los 11 de agosto
año de 1635, en la prission grande con secreto de bienes, siempres estuvo
negativo, y viéndose convencido con mas de 30 testigos contestes, y que no
tenia razones con que poder satisfacer a la audiencia de su culpa en su misma cárcel
con un cuchillo de estuche intentó matarse, y se dio seis puñaladas en el
vientre y por las ingles, dos ó tres penetrantes. Escrivió papeles en cifra a
su cuñado Sebastián Duarte a su cárcel, persuadiéndole revocase sus confesiones
y estuviesse negativo, con que el dicho Sebastian, revocó y se puso en el
estado en que murió, siempre dio a entender en lo exterior que era católico,
siendo evidentissimo que era judío, llevando por opinión que solo con lo
interior, cumplia con la observancia de su ley, fue relaxado a la justicia, y
brazo seglar, por negativo con confiscación de bienes, dio muestras de su
depravado animo y de disimulado judío en el osculo de Paz, que dio a su cuñado
Sebastián Duarte, relaxado, en el cadahalso, y de las demostraciones de ira que
con los ojos hazia contra aquel os que de su casa y familia avian confessado, y
estaba allí con sambenito oyó su sentencia con mucha severidad y magesta, murió
impenitente pidiendo al verdugo, hiziesse su oficio”.
Además de estos 11 judíos,
murió Manuel de Paz, de 40 años, que al ser acusado de Judío Judaizante, se
ahorcó en su celda.
Por último, hay que mencionar
que también hubo personas que fueron acusadas de diversos delitos por diversos
testimonios y que fueron liberados como dice el documento llevando unas palmas
de olivo en las manos y montando caballos blancos. El total de estos cristianos
perdonados fue siete.
En total aquel 23 de enero de
1639, el Santo Oficio de la Inquisición de Lima, en este "Auto de Fe”, procesó y sentenció a 80 personas, en el caso
de los judíos quemó vivo a 11 judíos, 1 judío se suicidó antes de ser quemado,
7 judíos fueron desterrados a perpetuidad y 44 judíos fueron azotados,
desterrados y encarcelados, en estos dos últimos casos, la mayoría a
perpetuidad. Es decir, 63 personas que siguieron la religión judía fueron víctimas
este día, como hemos dicho, la mayoría de nacionalidad portuguesa y el resto de
ascendencia portuguesa. Por último, 7 personas fueron libradas de toda culpa.
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